Me divierten los cafés-librerías, me siento a gusto en ellos, puedo dedicarme a uno de mis placeres preferidos: observar a los demás. Como cada cual está a lo suyo, nadie repara en un tipo de mediana edad con cámara de fotos (utilizo estas palabras porque me molan, pero no tengo ni idea de su equivalencia en cifras).
Lo que sucede es que si voy acompañado, como en esta ocasión, tampoco es cuestión de estar escudriñando el local como si fuese el escáner de un "cyborg" y pasando de la conversación, eso está "muy feo" soy consciente. En esos casos no me queda más remedio que echar un vistazo rápido, ver una situación y darle un sentido. Y fotografiar.
Lugar de la toma: Madrid, Enero 2013
Puedes ver la fotografía a pantalla completa haciendo “clic” sobre ella.