Hay quien dice que el invierno no es una buena estación para la fotografía de naturaleza. Es cuestión de gustos, claro, pero yo encuentro momentos interesantes durante el invierno, me atrae su luz y la desnudez del paisaje. Casi siempre procuro subir a la montaña algún día para fotografiar y disfrutar del viento, incluso de la lluvia o de la nieve, tan escasa últimamente. Además los días desapacibles, con la bajada del termómetro es cuando mejor se camina por el monte, son días en los que se siente la soledad y la tranquilidad de un espacio natural que entonces parece infinito.