Tengo claro que el mundo no funciona como debiera, todo parece estar fuera de lugar mostrando su aspecto más grotesco y escandaloso. Nada se valora pausadamente, todo debe de ser consumido de inmediato y con asfixiante celeridad. No tenemos claro el futuro, y a mí el presente se me hace incómodo. Caminar me permite distanciarme a un ritmo con el que puedo observar la vida girar a mi alrededor. Caminar con una mochila cargada con lo imprescindible para los días previstos, es una manera de viajar que me aleja del ruido del mundo. Caminar por un sendero de largo recorrido para volver la vista atrás y comprobar que anochece una vez más.