Hay situaciones fotografiadas que inducen a una cierta ambigüedad interpretativa. ¿En esos caso es necesario argumentar la fotografía?: pues no lo sé, igual ayuda a comprender o quizás diluye la magia a la hora de enfrentarse al dilema, a la incógnita, a lo posible. Personalmente me gusta jugar con esa dualidad entre la realidad y la “manipulación” que procura la instantánea, es básicamente una lucha de contrarios trasladando al observador la capacidad de pronunciar el veredicto final.