Siento que una fotografía es mía hasta que la publico. Cuando se visualiza, cuando os detenéis por un momento revisando la imagen publicada, ésta cobra otra vida, amplifica su significado, lo distorsiona o transforma entero y completa el sentido -su particular viaje- de hacerla, su recorrido llega a un fin determinado, sin más adjetivos. Atrás quedan los tiempos dedicados a cada toma, las idas y venidas esperando encontrar esa luz imaginada, la necesaria para que se produzca la magia de la narración.