Cuanto menos preciosista me resulta la toma más gratificante la encuentro. Hace tiempo que dejé de valorar solo la técnica y la apariencia en una fotografía. Por descontado que son elementos importantes, pero no los considero decisivos a la hora de aportar emoción a la historia, narrativa a la descripción, ni capacidad para atrapar el interés del espectador. Existe algo emocional que nos perturba porque de alguna manera nos recuerda esa circunstancia personal vivida, nos señala directamente en lo más profundo del ser y allí mismo despierta nuestro interés. Y así la fotografía trasciende toda regla y cualquier consideración técnica, es entonces cuando disfruto plenamente mirando una fotografía.