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En ocasiones la mejor propuesta es fijar la mirada en un azul infinito y alejarme del día a día. Huir de las mezquindades, incluidas las supuestas bondades de lo habitual, de los desasosiegos y esperanzas, también de las obligaciones autoimpuestas esas que socialmente están bien vistas, des sus defensores, de lo tóxico, confuso y maquiavélico que se esconde retorcidamente entre los pliegues de la vida. Mirar al infinito y ver el mar lejos.
Y al ver tanta belleza, olvidarte del mundo.
ResponderEliminarApenas sin horizonte entre el mar y el cielo. ¡Preciosa!.
Aferradetes, Ángel.
Y como tu dices, fijarse en lo que se tiene delante de los ojos, distancia, color, movimiento y de este modo olvidar todo aquello otro. Magnífica. Abrazo
ResponderEliminarA mar revuelto, ganancia de surferos (adaptación moderna de un clásico).
ResponderEliminarLa foto es una auténtica joya con una cantidad de matices y tonalidades increibles!
Un fuerte abrazo Ángel