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Imaginé que volaba impulsado por un fuerte viento del Noreste. Esa brisa fría y soleada que sopla con ganas en algunas mañanas del más clásico invierno. Me dejaba llevar porque estaba convencido que solo podría ir a un lugar mejor, allí donde el viento solo arrastra lo mejor de cada cual y queda almacenado para futuros años de escasez (que sin duda vendrán), en las esquinas, entre la foresta, aguardando pacientes. Se me ocurrió que podía fotografiar ese viento que lo envolvía todo. Y la placidez fue indescriptible.
Se puede fotografiar los efectos, como se advierte en tu fotografía.
ResponderEliminarUn abrazo.
Desde luego te dejaste llevar a un lugar en el que por lo que veo, se mueve ese aire que promete buen rollo y mejores fotos. Abrazo
ResponderEliminarImaginaba que no era posible hasta que he visto tu foto. Extraordinária!!!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Ángel
Como podemos ver en tu foto, se puede... incluso sentirlo.
ResponderEliminar¡Espectacular!.
Aferradetes, Ángel.
Se puede, la foto lo demuestra y hasta aquí me llegó una leve brisa.
ResponderEliminarSaludos.