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La certeza absoluta está muy lejos de existir. La incertidumbre sobre nuestra situación actual y especialmente sobre el futuro es el sesgo habitual que define nuestro presente. Claro que no es nuevo, cada época, cada tiempo la losa de lo incierto ha sido una constante en cualquier sociedad humana. Lo cotidiano puede hacer que perdamos la perspectiva, más si cabe con la cantidad de estímulos que recibimos a diario. Observar lo inmediato y comprender el sentido de lo incierto, entender que la seguridad total no existe es un extraordinario ejercicio fotográfico, de esos que quedan en lo que se pudiera definir como conceptual, quizás un término utilizado a la ligera con demasiada frecuencia, pero que puede servir perfectamente para narrar más allá de un estado emocional pasajero. Capturar la idea a través de una imagen es un reto siempre gratificante.
Mirar con atención la realidad más inmediata que nos acosa y circunda y entender la incertidumbre que conlleva es en realidad un ejercicio que todos deberíamos hacer a diario. Tal vez de eso modo lograríamos tomar distancia con esa realidad y de este modo, entender que todo es efímero y por supuesto, como tu dices, incierto. Abrazo
ResponderEliminarTomar distancia, esa es la clave amigo Luis. Un gran abrazo
EliminarSe agarra a la barandilla, el niño no está muy seguro de esa sombra que se le acerca... El futuro de nuestros niños es de todo menos seguro.
ResponderEliminarExcelente mirada la tuya.
Aferradetes, Ángel.
El futuro es incierto, ¿que les espera a las generaciones más jóvenes?. Un abrazo
EliminarUn tanto inquietante la fotografía. La sombra, parece un pequeño monstruo, que pretende asustar al niño.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bien leída, me gusta. Un abrazo
EliminarPues has conseguido una captura excelente para ilustrar tu reflexión.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Ángel
Gracias Josep
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