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Hacía tiempo que no publicaba un autorretrato (que no un selfie) y en estos días que estoy revisando archivos fotográficos de años pasados, me he encontrado con un pequeño reportaje que hice en una exposición de Elliott Erwitt aquí en Madrid. Se trataba de un conjunto de fotografías que pertenecían a un proyecto extenso sobre Cuba, y reunía instantáneas de dos viajes realizados por Erwitt a la isla, separados por casi 50 años. Una exposición muy interesante. Hablaba en la anterior entrada sobre los fotógrafos y fotógrafas que me han influido y uno de los que ocupan un lugar de honor en mi corazoncito es Erwitt. El caso es que vi esta fotografía donde mi reflejo se funde con la obra en monocromo expuesta. El resultado es curioso, creo que tiene fuerza y guarda cierto misterio; en una instantánea dos épocas diferentes se funden, dos tiempos y dos maneras de retratar unidas por una misma pasión: la fotografía.
This is done with depth and sophistication
ResponderEliminarLos reflejos siempre procuran emoción. Gracias
EliminarSí que es un buen autorretrato con esa fusión del color con el blanco y negro del fondo. Siempre me gustaron sus fotografías de píes y perros.
ResponderEliminarUn abrazo,
Es uno de los grandes Miguel, sin duda. Un abrazo
Eliminar¡Genial, qué maravilla!
ResponderEliminarComo si formaras parte de su obra.
Aferradetes, Ángel!
Gracias, la luz permitía eso. Un abrazo
EliminarMagnífico autorretrato con un desaturado parcial de lujo!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Ángel
Gracias Josep. No hay desaturación selectiva, solo es un reflejo sobre una fotografía en Blanco y Negro. Un abrazo
EliminarOriginalidad no le falta a ese autorretrato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias. Un abrazo
EliminarUna imagen que te obliga a volver sobre ella muchas veces. Me viene a la cabeza aquello que decía Meyerowitz, de que cuando más difícil es una imagen, más bella resulta. Potente.
ResponderEliminarBuena frase, ese tipo de imágenes que invitan a mirar una y otra vez.
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