No sé bien cómo escribir sobre esta fotografía, quizás me empeñe en algo que no sea necesario, me refiero a que la propia fotografía nos habla aunque sea de manera parcial, ambigua y sin contexto alguno. Y nos habla de la calle, del ajetreo urbano en cualquier ciudad, de ese montón de historias aparentemente ajenas que se superponen las unas a las otras y que van conformando una compleja red de secuencias de vida, micro instantes desde la óptica de la cámara, inmortales para siempre con la captura fotográfica aunque desconocemos el antes y el después de la toma, algo así como lo que decía mi madre cuando veía atónita el final de una película que no acababa como a ella le hubiera gustado: “pero coñe, ¿al final se casan?”. Pues eso.