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Me enamoré de la fotografía gracias a mi padre. No, no era buen fotógrafo, solía tender a cortar las cabezas de todo aquel que se ponía delante de su kodak brownie fiesta. Pero gracias a esas instantáneas, a que parte de mis tíos se dedicaban profesionalmente a la fotografía (siempre que les hacíamos una visita les veía con sus cámaras y flashes al cuello), y a la posibilidad de toquetear a escondidas aquella cámara casi de juguete, quedé enganchado para siempre a este mundillo que nos apasiona. Luego fueron llegando otras cámaras, el imprescindible recorrido por la técnica y la práctica, cursos especializados, algún taller… pero siempre recuerdo esos desencuadres en las fotografías de mi padre. Ahora soy yo el que desencuadra, recorta y deja escenas a medio componer. Herencia familiar supongo.
Me encanta el detalles de esa mano que parece acariciar el cristal.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Ángel
Me alegra que te guste Josep. Un abrazo
EliminarA veces una parte, en este caso la mano, dice más que el cuerpo entero.
ResponderEliminarAlguien dijo alguna vez que "menos es más".
Aferradetes, Ángel.
Siempre lo he creído. Menos es más, claro que sí. Un abrazo
EliminarAunque solamente se le ve la mano, intuyo de que se trata de una chica joven.
ResponderEliminarFeliz fin de semana.
Es curioso como a cada uno os sugiere lecturas diferentes. Abrazos
EliminarAhora quizás ;-) desencuadras porque tienes esa mano que tenían tus tíos y de la que, según dices, tu padre carecía. Abrazo, Ángel.
ResponderEliminarIgual sí Nuria. Un abrazo
EliminarPuede que herencia que te llega de tu padre, pero también, en la cabeza y un deseo de crear algo personal y distinto a aquello que todos los días nos dicen otros.
ResponderEliminarSon muchas fuentes de las que nos abastecemos todos. Un abrazo Luis
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