domingo, 3 de agosto de 2025

A ras de suelo


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Me imagino por un momento que no soy nada más que un trozo de papel arrojado al suelo, quizás una colilla o una botella de agua desechada. Y allí en la inmensidad de cualquier acera espero, espero, espero… y me pregunto por cualquier trabajador del servicio de limpieza, de mi ciudad por ejemplo: ¿cómo me verán?, ¿qué opinión tendrán de mi?. Y siempre me fascina la tranquilidad con la que me arrojan a la acera, me tiran al suelo sin más, sin pararse por un instante a meditar lo que eso supone para los demás. Sé que mi imaginación puede ser inmensa, sin límites cuando me lo propongo, incluso como para proyectarme en cualquier otra cosa. La fotografía siempre viene en mi ayuda, colabora con mi manera de ver el mundo, y aunque una vez realizada la toma esta no hable ni emita juicio alguno, aquí están mis palabras, torpes la mayoría de las veces, pero firmes y suficientes como para explicar lo que la fotografía no puede, para dirigir la intención allí donde la fotografía no llega, para complementar el instante captado. La fotografía no puede mentir, tan solo refleja un instante concreto. Solo señala, no juzga. Nada más.