Continué caminando entre el color y las formas de la calle permitiendo ventilar las ideas. Comencé a abandonar el color -¿tiene la ciudad más capacidad de color frente al entorno natural?- todavía busco la reflexión adecuada, una especie de “teoría del todo” fotográfica. Poco a poco fui percibiendo gradaciones de negro, el suelo irregular y el aire mas o menos puro, con los olores reconocibles del espacio abierto de un entorno rural. Fotografié el Arco Romano de Medinaceli ignorando conscientemente la postfotografía. ¿Es igual, parecida o totalmente diferente a tantas otras?. Quizás no me corresponda a mi averiguarlo, tan solo seguir caminando.